Farmacia del Campo

Cambios de temperatura y su impacto en la salud cardiovascular

Las variaciones bruscas de temperatura no solo afectan nuestra comodidad, sino que también pueden tener un impacto significativo en la salud del corazón. El frío intenso y el calor extremo pueden desencadenar respuestas en el sistema cardiovascular que, en algunos casos, aumentan el riesgo de problemas cardíacos.

¿Cómo afectan las temperaturas extremas al corazón?

El cuerpo humano está diseñado para mantener una temperatura interna estable, pero cuando las condiciones climáticas cambian drásticamente, el sistema cardiovascular debe esforzarse más para adaptarse.

  • Frío y corazón: Las bajas temperaturas pueden provocar vasoconstricción, es decir, un estrechamiento de los vasos sanguíneos. Esto hace que el corazón tenga que trabajar más para bombear la sangre, lo que puede elevar la presión arterial y aumentar el riesgo de infarto o angina de pecho, especialmente en personas con enfermedades cardiovasculares previas. Además, el frío puede favorecer la formación de coágulos, lo que incrementa el riesgo de trombosis.
  • Calor extremo y corazón: Durante una ola de calor, el cuerpo pierde líquidos y sales minerales a través del sudor, lo que puede llevar a la deshidratación. Esto afecta la circulación y puede provocar una bajada de tensión, mareos o incluso golpes de calor. En personas con problemas cardíacos, el estrés térmico puede sobrecargar el corazón y aumentar el riesgo de insuficiencia cardiaca o arritmias.

Factores de riesgo y población más vulnerable

Si bien cualquier persona puede verse afectada por los cambios de temperatura, hay grupos que deben prestar especial atención a estos efectos:

  • Personas con hipertensión, diabetes o enfermedades cardiovasculares previas
  • Mayores de 65 años
  • Personas con sobrepeso u obesidad
  • Quienes realizan actividad física intensa en temperaturas extremas
  • Personas con enfermedades respiratorias crónicas

Consejos para proteger tu corazón ante los cambios de temperatura

  1. Abrígate adecuadamente en invierno: Usa varias capas de ropa y protege bien las extremidades, ya que manos y pies tienden a enfriarse más rápido. Evita salir a la calle en las horas más frías del día.
  2. Evita cambios bruscos de temperatura: Pasar de un ambiente muy cálido a uno frío de manera repentina puede aumentar el estrés en el sistema cardiovascular. Intenta aclimatarte progresivamente.
  3. Hidrátate bien, haga frío o calor: En verano, bebe suficiente agua para evitar la deshidratación. En invierno, aunque la sensación de sed sea menor, también es importante mantener una hidratación adecuada.
  4. Modera la actividad física: Durante el invierno, evita hacer ejercicio al aire libre en temperaturas muy bajas. En verano, opta por las primeras horas de la mañana o última de la tarde, cuando el calor no es tan intenso.
  5. Alimentación equilibrada: En épocas de frío, el cuerpo demanda más energía, pero eso no significa que debas recurrir a comidas muy grasas o calóricas. Opta por una dieta rica en frutas, verduras y proteínas de calidad. En verano, prioriza alimentos frescos y ligeros.
  6. Controla tu presión arterial y revisa tu salud regularmente: Si tienes antecedentes de problemas cardiovasculares, es fundamental realizar chequeos médicos periódicos y seguir las indicaciones de tu profesional de salud.

Conclusión

El corazón es un órgano resistente, pero también sensible a los cambios de temperatura. Adoptar hábitos saludables y estar atentos a los efectos del clima en nuestro organismo puede marcar la diferencia en la salud cardiovascular.

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